El desarrollo se da desde el momento de la concepción y continua rápidamente una vez el niño nace y empieza su crecimiento y maduración. Los niños experimentarán un rápido avance en sus capacidades y habilidades, sentándose las bases para su futuro bienestar y éxito. Sin embargo, es ahí donde también algunos factores externos e internos condicionarán su desarrollo. Algunos de estos factores pueden ser:
Factores biológicos: los genes que el niño hereda de sus padres pueden influir en su desarrollo, afectando su crecimiento y funcionamiento de ciertos sistemas del cuerpo, lo que puede traducirse en retrasos en el desarrollo. Es por eso muy importante conocer el historial genético familiar para poder comprender mejor las posibles influencias en el desarrollo del niño.
Factores ambientales: el entorno en el que un niño crece va a ser un factor preponderante en su desarrollo, como por ejemplo el nivel socio económico, la calidad del cuidado recibido, el vínculo seguro, confiable y predecible con la madre, padre hermanos o cuidador desde los primeros momentos del nacimiento, la nutrición, la estimulación cognitiva, la exposición a experiencias enriquecedoras que estimulen su desarrollo motor, social, cognitivo y emocional, así como un ambiente seguro y cariñoso.
En el proceso de desarrollo de los niños pueden presentarse problemas que se manifiestan como un retraso en su desarrollo, es por ello que tanto padres como maestros debemos estar atentos y detectar si no se están cumpliendo los hitos del desarrollo para poder ofrecerles el apoyo e intervención necesaria y así puedan alcanzar el máximo de su potencial.
Con tal motivo debemos aprovechar los primeros años de vida, donde el cerebro del niño experimenta un rápido desarrollo y crecimiento neuronal. La estimulación temprana, a través de interacciones afectivas, juegos y actividades, es muy importante para promover conexiones neuronales y desarrollar habilidades necesarias para la vida. La deprivación de estímulos puede conllevar a retrasos en el desarrollo.
Si bien cada niño es único y puede tener su propio ritmo de desarrollo, existen ciertas señales de alerta que pueden indicar posibles retrasos en el desarrollo.
Detectar las señales de alerta en el desarrollo infantil, no va a representar un diagnóstico, sino una sospecha de que uno o más aspectos del desarrollo del niño no están siguiendo su curso dentro de lo esperado para su etapa de desarrollo. Sin embargo hay que tener presente que la persona que determina si la niña o el niño presenta retrasos en su desarrollo, o una condición, discapacidad o un problema de salud, es el especialista.
Algunas señales de alerta en los primeros dos años:
Hasta los 6 meses:
- No balbucea, ni sonríe.
- No reacciona a los sonidos fuertes, no gira la cabeza para seguir los sonidos y voces.
- No mantiene la cabeza erguida a los 3 meses de edad.
- Dificultades para el seguimiento visual de personas u objetos.
- Su postura es débil, bajo tono muscular, o rigidez en los brazos y piernas.
De los 6 meses a 1 año:
- No responde si lo llaman desde el otro lado de la habitación, incluso cuando se trata de algo interesante.
- No puede resolver cosas simples como encontrar un objeto después de haber visto donde se ha ocultado.
- Muestra dificultades para sentarse, ponerse de pie, alcanzar cosas o levantar objetos.
- No participa de juegos como “Dónde estoy”.
- Muestra dificultades para sentarse, pararse, levantar o alcanzar objetos.
- Presenta conductas de autoagresión de manera repetitiva como morderse o golpearse la cabeza.
- No produce sonidos con intención comunicativa.
- No muestra interés en juegos de interacción.
- No muestra intención comunicativa.
A los 18 meses:
- No señala para pedir algo o mostrar algo,
- No responde a acciones básicas como “dame”, “ven”, “mira”.
- Ausencia de gestos sociales.
- Poco contacto visual.
- No responde a su nombre.
- No mira a donde señala el adulto.
- No imita gestos ni movimientos.
- No reconoce tres objetos familiares.
A los 24 meses:
- No comprende ordenes sencillas.
- No comprende diez palabras sencillas sin el apoyo gestual.
- Falta de interés en la interacción con su pares o adulto.
- Falta de intención comunicativa.
- Ausencia de palabras.
Si tu hijo o hija presenta varias señales de alerta de un posible retraso en su desarrollo, es fundamental buscar la opinión de los especialistas y realizar, según cada caso las intervenciones adecuadas para ayudar al niño o niña a superar obstáculos y fomentar su desarrollo óptimo. Para ello existen diversas terapias y tratamientos diseñados para abordar diferentes áreas del desarrollo.
Si bien cada niño tiene su propio ritmo, el crecimiento y el desarrollo de todos los niños siguen patrones similares, es por ello que es importante que tanto padres como maestros estén atentos a conductas inusuales, carencias en uno o más aspectos del desarrollo que pueda llevarnos a sospechar de un posible retraso en el desarrollo, o de la presencia de alteraciones asociadas con una condición de discapacidad o problemas de salud en la niña o el niño.
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