En el mundo del autismo, cada detalle cuenta. Una de las realidades menos conocidas es que aproximadamente el 92% de las personas autistas enfrentan alteraciones sensoriales que impactan directamente su forma de interactuar con el entorno. Este dato, respaldado por experiencias y estudios, invita a reflexionar sobre la importancia de entender y apoyar las diferencias sensoriales en nuestra sociedad.
Diferencias sensoriales y regulación emocional
Las personas autistas no solo experimentan el mundo de manera distinta, sino que estas diferencias sensoriales tienen una incidencia directa en su regulación emocional. La forma en que perciben y procesan los estímulos puede influir en su estado anímico, en ocasiones desencadenando ansiedad o comportamientos disruptivos. Reconocer estos desencadenantes es crucial para desarrollar estrategias efectivas que ayuden a gestionar las emociones y reducir el impacto negativo de la sobrecarga sensorial.
Detonadores sensoriales y ambientales
Los estímulos del entorno, tanto sensoriales como ambientales, actúan como detonadores de desregulación en personas autistas. Desde ruidos intensos hasta luces brillantes o cambios bruscos en la rutina, estos factores pueden alterar la percepción y el procesamiento de la información. Comprender cómo cada persona percibe estos estímulos se convierte en la clave para diseñar intervenciones personalizadas que disminuyan la sobrecarga sensorial y, por ende, promuevan el bienestar integral, especialmente en niños en crecimiento.
Estrategias de atención a la diversidad
En Creciendo Juntos, sabemos que cada alumno es único. Por ello, nuestro programa de atención a la diversidad está diseñado para atender las necesidades específicas de cada estudiante. Al comprender y respetar las diferencias en la forma de procesar el mundo, se pueden implementar estrategias educativas y de apoyo que favorezcan el desarrollo emocional y social, permitiendo a cada niño alcanzar su máximo potencial en un ambiente adaptado a sus necesidades.